Multitud de tatuajes en mi piel. Su significado solo yo conocía. Un
caos de frases y de emociones vividas, experiencias, decepciones, alegrías, datos y más datos.
Letras de canciones que me llenaron. Nombres de antiguas amantes, profundamente impresos.
Despierto en la cama, son las 5:30AM, y
enciendo un pitillo sabiendo que no volveré a conciliar el sueño. El humo caracolea, juguetea con el aire y se
mezcla con una tenue luz que entra por las pequeñas rendijas de una vieja
persiana. El calor es insoportable y pongo un pequeño ventilador que solo lo
remueve. Un deseo que fue herida y ahora
tatuaje, me recuerda algo que quise no
olvidar. Unas letras times new roman tamaño 20 me duelen. Son recientes. Oigo
un ruido proveniente del baño de una
habitación que desconozco. No es mi casa. Una mujer se acerca, me besa y se
acuesta en mi cama. Mi confusión aumenta, me giro lentamente y le pregunto,
quien eres? Me mira y entorna sus bonitos ojos verdes, sonríe. Ya me dijiste
que no recordarías. Ayer te tatuaste algo. Igual es tu repuesta. Encendí otro cigarrillo.
Inspiré profundamente y deje que el humo saliera lentamente. Uní las letras y
las escribí en un papel. El humo del pitillo me hipnotizaba, se unía y desunía
en un baile de cortejo aleatorio. Ella me abrazaba como si no hubiera
mañana. Finalmente una frase, “Esta
mañana al despertarte tendrás una mujer a tu lado, tiene los ojos verdes y una
bonita sonrisa, se llama Anne, y envejecerás con ella”. Apago el pitillo, y el humo se desvanece. En
mi cuerpo miles de frases, y todas dicen
lo mismo…
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