Brillas como el mar en un día de Agosto.
que una
vez tuve el honor de recorrer con labios ávidos y sedientos.
Se de ti por fotos
antiguas llenas de polvo.
Se de ti por el recorrido de pequeñas olas alentadas
por la gravitación externa y fuerzas desconocidas.
Se de ti por el contraste
entre ropa tendida y olor a limpio.
No creo en dioses
ni en sanadores
hechiceros ni hechizos.
Los ojos lloran sangre de emociones oscuras en la
profundidad del sexo soñado.
Seguro que eras condescendiente conmigo y me querías
por lástima.
Abrazabas mi alma descarriada como una madre sostiene a su bebe en
brazos mientras le alimenta de rica leche.
Amor por instinto.
La dirección aleatoria de un pasado que parpadea futuro y me deja sin
presente.
La melancolía del otoño y el frío invernal tan queridos por
solitarios.
El calor y sudor que arden en la distancia de sueños oníricos y
juveniles que yacen moribundos en la tumba de tu recuerdo.
Actúo cada día y
aliento espíritus ajenos a vivir en cuerpos que no son míos.
Tengo en mi puño
tus cenizas y las libero y me libero.
No me quisiste pero me miraste fijamente
con tus ojos de porcelana.
El velo oscuro arropa el mar en la noche que dejaste de brillar.