martes, 26 de mayo de 2015

Realitat o Somni

Realitat o somni?

Dins meu, una veu em deia que no era possible però vaig saltar fort, sense dubtar ni un segon, d'estrella a estrella i de asteroide en asteroide. El camí en espiral em va portar per planetes que havia vist en fotos de llibres de text i que, evidentment, eren millors al natural, Mercuri, Venus, Mart, Júpiter, Saturn, Urà, Neptú i Plutó.

Al centre del "camí de llet", un micro forat negre va estar a punt d'acabar prematurament amb les meves aventures, per sort una ràfega de vent estel·lar em va ajudar en última instància. Fins i tot em vaig atrevir a sortir de la via làctia i endinsar-me en la galàxia el·líptica nana de sagitari que, per desgràcia, estava sent absorbida per la nostra com una aspiradora gegant fa amb una engruna de pa.

A la lluna em vaig entretenir jugant a futbol amb roques gairebé esfèriques. Passejant per esquerdes enormes vaig trobar la bandera americana o el que quedava d'ella. La terra era preciosa i al contemplar-la un sentiment de nostàlgia em va envair.

Per això vaig tornar!

Sé amb certesa que Hera, va donar origen a la Via Làctia. La seva llet es va vessar quan va retirar el seu pit de forma sobtada a Heracles, fill bastard de Zeus amb la mortal Alcmena. També sé, del cert, que de petit viatjava lliure per l'espai.

Per això!

Em fa falta l'espai.

viernes, 22 de mayo de 2015

Carta d'una bombeta passada de moda a FECSA ENDESA.

Visc en una atmosfera gasosa, sense aire. Un gas inert augmenta la meva durada. D'aparença feble puc, però, aguantar els 3000 graus sense fondre'm. L'electricitat que m'alimenta i em manté calenta es va tallar, per no tornar. El corrent ja no arriba al meu fi filament. Em trobo en un fred i fosc recipient, de vidre, ple de capes de brutícia. Pols acumulada, a més d'insectes que em van estimar i van morir per mi són, ara, els meus únics acompanyants.

Em parlen de crisi i por. De crits i desesperança. Des de dalt contemplo una taula amb escàs menjar i dolor, molt dolor. Un nen em mira amb ulls tristos, un altre sacseja desesperat el meu interruptor. M'alço orgullosa mentre a baix s'arrosseguen amb la mirada perduda i l'orgull ferit.

Les estovalles de color lila brillant ja no llueixen com abans, malgrat petits feixos de llum que una vella persiana permet. En un racó jeuen diverses factures i totes comparteixen llegenda "últim avís".


Vull tornar a il·luminar les seves vides i prego a Déu dia i nit que el seu efecte, anomenat Edison en el seu honor, escalfi a aquesta pobra servidora. Que llueixi com antany i retorni als que un dia em van comprar, una mica d'honor.

miércoles, 20 de mayo de 2015

A mi psicólogo. De tu depresivo favorito.

Enfundado en un traje de neopreno buceo por las profundidades de un presente incierto. Una mezcla de oxígeno, helio y nitrógeno llamada trimix, me mantiene a salvo en profundidades dónde la oscuridad reina. La inmersión lenta y azarosa distingue entre peces y fauna diversa. Como más me sumerjo, más desolado es el paisaje y más se instala el miedo a no regresar. Sin embargo, sigo sin pausa mi destino, más allá de los cielos y del eterno paso del tiempo que Chronos, sabiamente, refleja en mi piel. Me acompañan sirenas que con su canto atraen. Dudando entre cálidos cuerpos y el frío océano, avanzo entre selvas de corales que poco a poco se desvanecen y dejan paso a desiertos de arena y piedras. Desconocidos me contemplan, ya sin ojos ni apariencia terrenal. Son ellos y no otros, quienes me recuerdan la belleza, quienes despojan de mí todos los pesos que me hundían sin remedio. Palabras de Anfítrite, consorte de Poseidón, que me acercan a un mar tranquilo y en calma, entre flores y fragancias exóticas. Extenuado en la playa, me acarician olas de arena blanca y el viento me susurra risas de niños, dulce sonido que aleja, para siempre, mi dolor.


miércoles, 13 de mayo de 2015

Envejecer

Mi memoria se fue por el sumidero del tiempo. Ya no guardo los recuerdos como antes. Es como el viejo ordenador en el que la información da un rodeo antes de organizarse con cierto sentido. A veces, tengo algo en la punta de la lengua y no consigo recordarlo hasta pasado un tiempo. Aun así, hay recuerdos imborrables como cuando tuve entre mis brazos a mi hijo recién nacido, mis diferentes amoríos, y la muerte o accidente de alguno de mis allegados.

Tengo sueños distintos, algunos buenos y otros malos. En los buenos, mis ojos se abren a paisajes de colores y al vuelo de sedas transparentes entre campos de olor límpido y puro. En los malos, el techo es rojo de sangre y gotea hasta ahogarme en la desesperación.

Sentado en el diván de tiempos locos y críticos, espero tranquilo tu llegada con escasa memoria y con sueños distintos.


Una vida tranquila, sin nada material, persiguiendo pequeñas olas que acarician la playa. Pescando medusas para que no te piquen. Abriendo sonrisas del interior de una botella que el mar y las corrientes remotas trajeron hasta mí. El libro del sol que iluminó mi alma y que transpira a través de poros excavados en una piel que ya no es mía sino tuya. De letras oscuras y fondo blanco que escribimos, al unísono, con tinta solo visible a través de lágrimas ya olvidadas...

jueves, 7 de mayo de 2015

Penelope

Ja no porto el timó de la meva vida. 
Navego 
com Ulisses entre Escila i Caribdis 
lligat al pal de messana per no escoltar les sirenes
que toquen músiques eternes 
i gronxen les onades entre vent suau que s'esvaeix 
entre pèl esvalotat.
Mil fragàncies m'envolten i atreuen cap a altres destinacions i platges
on la sorra i l'abraçada crema 
més no vull escoltar els seus encanteris 
perquè si així ho fes
hauria d'abandonar la teva nau...


sábado, 2 de mayo de 2015

Ángeles

Un papel doblado mil veces, que alguien olvidó, fue el inicio de una serie de hechos que difícilmente podía imaginar.
Eran las 23:00 horas de un viernes cualquiera, de noche fría y cerrada, el viento profería aullidos semejantes a una manada de lobos. La luna llena completaba un encuadre de lo más cinematográfico.
Mi vida en invierno era de una rutina espantosa, previsible hasta la extenuación. Así que sacar el perro no era una opción aleatoria sino una verdadera obligación y una norma que no podía incumplir bajo la amenaza de funestas y olorosas consecuencias.
El parque adyacente tenía vida propia, columpios que se movían solos y gravilla que se deslizaba por el tobogán como niños descontrolados. La  fuente salpicaba agua como un aspersor estropeado.
Mi pequeño perro olisqueaba no sin permanecer atento a los numerosos peligros que seguro experimentaba. Sus orejas levantadas y orientadas nerviosamente en múltiples direcciones contribuían a una sensación de desasosiego que me aceleraba el corazón.
Estaba a punto de irme cuando lo vi, un pequeño papel inmóvil y ajeno al huracán de vientos remotos, que me atrajo inmediatamente como un imán al hierro de la espada que nunca existió. Lo recogí con sumo cuidado, como el TEDAX que debe desactivar un artefacto explosivo y no quiere abandonar prematuramente esta vida.
Me lo puse en un bolsillo, y el tiempo se detuvo. El silencio se apoderó del viento y mis ojos dejaron de ver. El cielo estrellado ennegreció, transformando en sueño todo lo acontecido.
Al día siguiente me levanté pronto, como cada sábado tenía que acompañar a mis dos hijos a un partido de futbol en el que, en mi opinión, los padres lo pasábamos mejor que los chicos.
Después del partido me dirigí, como acostumbraba, a un hipermercado cercano a realizar la compra semanal. Ya en la puerta, un escalofrío recorrió mi columna vertebral expandiéndose por el resto del cuerpo y mi respiración, habitualmente tranquila y sosegada, asemejaba la de un corredor de fondo después de correr una maratón. Me ahogaba irremediablemente y el desvanecimiento parecía inevitable. A duras penas, conseguí mantenerme en pie y sentarme en una pequeña repisa del establecimiento. Las personas me miraban con desdén, y recuerdo que solamente un adolescente intrigado me preguntó por mi estado ¿está usted bien? Asentí con la cabeza, sin fuerzas para nada más. Pasados unos minutos, quizás más, recuperé algo de aliento y en ese momento noté en mi bolsillo un calor que me abrasaba. El papel de la noche anterior me recordaba su presencia. Lo cogí entre mis manos y  empecé a desdoblarlo cuidando de no romper su extrema fragilidad. Una frase en catalán, y series de números sin aparente lógica, aparecieron ante mis ojos. Me vino a la mente los tres enigmas de la princesa Turandot, de la famosa ópera de Puccini, y las numerosas cabezas cortadas que implicaba su no resolución. La frase: Tots els passos que vas donar són les meves ales, els teus ulls, la salvació”. Y los números: 333 666 1234. Volví a guardar el papel y me sorprendí por la rápida recuperación de mi estado habitual. Hice las compras con absoluta normalidad y, ya de vuelta en casa, comenté con mi mujer lo sucedido. Ella, al principio, tomo mi relato como una broma, pero poco a poco al ver mi cara de preocupación, llamó a un médico amigo que me citó para el lunes a primera hora de la mañana.
Han pasado dos años desde entonces, y mis rutinas siguen siendo parecidas a excepción de que mis hijos van solos al futbol y yo, dirijo una de las principales centrales nucleares del país. Por desgracia, mi perro murió en un desafortunado incidente con un perro de mayor tamaño a causa de los números mordiscos que, a pesar de mis esfuerzos, este le propinó. Ahora tengo un gato llamado “neutrón”, más amigo de mi mujer que de yacer entre mis brazos.
En relación al contenido del papel encontrado, averigüé varias cosas sobre las secuencias numéricas, como que el lenguaje de los números es uno de los lenguajes usado por los ángeles debido a que es neutro y claro y sirve, en muchas ocasiones, para comunicarnos ciertos mensajes clarificadores. Normalmente el mensaje se produce cuando aparece una combinación de 3 o más números seguidos en nuestra vida. Sin embargo, la explicación podía ser otra, incluso estando en lo cierto su decodificación se prestaba a múltiples interpretaciones y todas igual de ciertas. Respecto a la frase, nunca supe exactamente qué significado o explicación misteriosa podía ocultar, pero cuando establecí una correlación simple con la hipótesis sobre la secuencia numérica, parecía surgir con fuerza una explicación razonable aunque no la única, eso era evidente.
(333) Debes tomar una decisión, que te llevara a (666), estar alerta ante los acontecimientos físicos que se presentan (1234), y en este curso de acción tendrás el apoyo de los ángeles. Es decir, en correlación de los dos enigmas la explicación que me pareció más plausible fue la siguiente: “los pasos que darás son una función delegada de Dios, que con ayuda de los ángeles te permitirá salvar al mundo de su destrucción”.
El tiempo transcurrió y puedo decir que me sentía una persona afortunada. Mi vida era tranquila, sin grandes sobresaltos, incluso llegué a olvidar el suceso del papel que acabó en una cajita junto a otros recuerdos de juventud. Así, iban pasando los años, hasta que un viernes, más o menos, a las 23:00 horas, el tiempo se detuvo. El silencio se apoderó del viento, y mis ojos vieron una explosión nuclear que nunca llegó a producirse. Ahora entiendo, definitivamente, aquel pequeño papel, y la parada automática de la reacción del núcleo de los sistemas que impuse como condición para renovar la licencia de la mayor central nuclear que, nunca antes, se había construido.