lunes, 23 de noviembre de 2015

Abrázame...

El húmedo frío se colaba por las rendijas de un viejo corazón cansado de tanto amar. 
El núcleo de la célula cristalizada y rígida moría lentamente sin pausa ni tregua. 
Invierno mortal de blanco y estepa desolada, de manos temblorosas y ojos tristes. 
Cansado.

Abrazados los dos, con lágrimas en las mejillas, contemplábamos el basto mar. 
Nuestra vida, nuestros hijos, tanto sufrimiento y alegrías. 
Ahora, la nada. 
Nada en nuestros cuerpos desnudos e inertes. 
Nada en la medianoche, ni en el amanecer.
Queremos alejarnos de esta playa pero no podemos. 
La muerte se abraza a nosotros firme y cercana. 
Sonríe burlona, la muy hija de puta!
Somos el blanco y el negro de días grises.

Tengo miedo, abrázame…

Te quiero!

Abrázame!