jueves, 24 de enero de 2019

Estimar

Estimar, si! estimar... Alguns parlaran de sentiment i d’altres d’emoció però ara se que per damunt de tot és demostració i fets. Un, no cal dir-ho, pot estimar moltes coses fins i tot el seu flamant cotxe recent comprat. Pot passar-hi hores entusiasmat amb aquella meravellosa tecnologia i fins i tot no dormir o dormir malament pensant que està solet al pàrquing i que, damunt, aquest no està gens vigilat. Per desgràcia, aquest amor es efímer i un dia desapareix i és ràpidament substituït per un cotxe amb més cavalls més lluent o perquè te senzillament més botons. No, jo parlo d’un altre estimar... D’aquell que les adversitats fan fort, d’aquell que descobreix en nosaltres quelcom que no sabíem que teníem. El de pares vers a fills, fills vers a pares, gossets, canaris, hàmsters,... L’estimar que fa costat quan les coses no van bé. L’estimar que es sobreposa al temps i la seva inevitable erosió.  Aquell que acompanya sense res a canvi. L’estimar que la malaltia no debilita sinó tot el contrari i augmenta la dedicació i l’afecte fins que la vida dicta sentència. Per a mi, i ara que tinc més blanc que negre al meu cabell, aquest és l’autèntic estimar. El que sap que res que fem a la vida te valor sinó hem estimat. I d’aquest amor, tan i tan bonic, no en fem res sinó l’aprenem a demostrar. 

miércoles, 2 de enero de 2019

Reflexión irreflexiva y emocional


El tiempo detenido en la emoción de tu ausencia. Soy consciente de ella y de mis intentos por no sentirla. Es una cuestión de tiempo, me digo, y realmente lo es. Días, meses o años, pero se desvanecerá. Quizás un hilo de frágil composición unirá las mentes en un ayer que murió entre suspiros de frustración y desesperanza.

Un acto de amor puede ser dejar marchar y empezar el duelo desde la confusión inicial. Las etapas se sucederán, invertirán o transmutarán en sentimientos de difícil pronóstico. La reconstrucción final dependerá de ese proceso y de su superación más o menos elaborada.

Y si por pensar fuera, uno puede encontrar explicaciones dispares a la locura de las relaciones de pareja. Yo hace tiempo que dejé de buscarlas y de teorizar respecto a causas, hipótesis y torturas auto aplicadas. Seguramente algo tan sencillo y complejo a la vez no requiere de más drama que el propio padecer.

Demasiadas veces nos revolcamos en el silencio, la depresión, el griterío o las opiniones de terceras personas que con más o menos acierto efectúan un diagnóstico sesgado por sus creencias, personalidad y experiencia en la vida. ¿Para qué? si hay que vivir, acertando o errando, sufriendo o no, felices o no tanto, ¿Vivimos, o dejamos de hacerlo?

A riesgo de ser tachado de frívolo diré que la realidad por mucho que la adornemos acaba por adelantarnos incluso en línea continua y por mucho deportivo que llevemos. Evidentemente, eso pueda retrasar lo inevitable y entrar en la pura hipocresía de otra época y curiosamente a cierta realidad virtual.

Si algo he aprendido es que cada uno somos responsables de las decisiones que tomamos y/o sus consecuencias. Tengo la impresión de que algo tan intuitivo y quizás impulsivo como la toma de decisiones en las relaciones de pareja no puede someterse a un escrutinio desmesurado. Si no va, no va.

Al final el acto de querer no es seguir a toda costa sino dejar ir para amar, ser amado y amarse a uno mismo.