viernes, 16 de mayo de 2014

Más que un tapón...

Tenía un pequeño robot .
Tapón de cava con unos palillos adosados que hacían de piernas y brazos .
Lo escondía en un bolsillo, como si de un precioso tesoro se tratara .
Se sentía solo, nadie sabía de su soledad.
Mal estudiante , sin autoestima , inseguro y diferente.
El refugio interior era desmesurado , el exterior en construcción.
Excesivamente sensible ...
Excesivamente emocional ...
Excesivamente sentimental ...
Sus miedos atenazaban la mente convertida en frágil cristal.
Las reacciones de los demás le aislaban todavía más: agresividad, incomprensión y superioridad.
Quería morirse, desaparecer en el infinito para no volver.
El escondite no era un juego, sino una opción donde permanecer hasta hacerse mayor.
Fingía relacionarse, pasarlo bien , estudiar , querer ...
Un muerto viviente en tamaño infantil .
Alma rota hecha de trauma .
Músculos y carne rodeando huesos invisibles.
Apenas tenía nada que decir , para qué?
Que difícil resultaba pasar días sin existir .
El robot , lo comprendía acogiéndole entre sus brazos de palillos y piel de corcho.
Le quiso cómo nunca ha querido, fue su amigo y confidente hasta que perdió un día sus brazos , otro sus piernas.
Se hizo mayor, 

olvidando aquel pequeño robot...

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