domingo, 24 de febrero de 2019

Uno más...


Buscaba un nuevo amanecer entre paisajes urbanos llenos de gente. Observaba con detenimiento sus gestos y movimientos que, aunque parecían al azar, tenían un orden posiblemente
divino. Niños jugando alegres y ajenos a cualquier cosa que no fuera ellos mismos y padres persiguiendo y aleccionando sobre todo y sobre nada. Parejas de todas las edades, algunas ignorándose y otras acariciándose. Gente mayor sentada tomando algo y hablando en tono crítico sobre la juventud actual. Ladridos de perros que eran silenciados con diligencia y voces distintas. Ruidos, muchos ruidos; de tráfico, lloros, risas, gritos agudos, gritos graves y susurros. Los olores suponían una amalgama indescifrable de perfumes, desodorantes y sudor.
Sentado en el suelo y apoyado en la pared de una tienda de los “chinos”, fumaba un cigarrillo tras otro y así, de la mera observación paso al simple pensar. Los pensamientos eran rápidos y fugaces y le causaban emociones dispares que para nada podía controlar. Paso una hora, quizás dos o tres y sin saber muy bien porque, se levantó y se perdió entre la muchedumbre que anda buscando un nuevo amanecer entre paisajes urbanos llenos de gente…

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